miércoles, 7 de diciembre de 2016

      

    ''No nació santa, se hizo santa''

Resultado de imagen para Maria antonia bandres


Nace en Tolosa (España) un 6 de marzo de 1898.
Su papá se llamaba Ramón Bandrés y su mamá Teresa Elósegui. Fue la segunda hija de los quince que tuvo el matrimonio.
Antoñita sentía un amor entrañable hacia sus padres y hermanos, esto hizo que le costara mucho afectivamente la separación de los mismos al ingresar al noviciado, por eso se le escuchó decir: “Sólo por Dios los he dejado”.
En aquel hogar se vivía la fe y la caridad cristiana. Doña Teresa era una mujer ejemplar y santa, que supo ayudar a sus hijos a crecer en todo, pero especialmente en el amor a Dios, a María y a los más pobres y necesitados.
Su salud era un poco débil. Sus padres tuvieron con ella cuidados especiales. La debilidad y el excesivo celo de los suyos, ayudaron a acentuar en aquella niña un carácter sensible hasta la susceptibilidad, que en los primeros años llegó a preocupar a doña Teresa: “¡Qué chiquilla más fastidiosa! ¡Cuánto vas a sufrir con ese carácter!”. Y sufrió sí, pero sin que la sonrisa, aunque teñida a veces de melancolía, se borrara de sus labios.
Cursó sus estudios en el colegio de San José (Tolosa), el mismo fue fundado por la Madre Cándida y allí mismo conoció a la encantadora Antoñita, todavía casi niña. Cautivada por su mirada profunda y transparente, profetizó la Madre Cándida: “Tú serás Hija de Jesús”.
Sin duda estas palabras se grabaron con anhelo de respuesta fiel en su corazón, que ya quería ser sólo de Jesús. El amor a la Virgen, que había germinado en los brazos de su madre, floreció espléndido en el colegio, ya que el mismo está marcado por la advocación de la Virgen del Amor Hermoso. Y María Antonia Bandrés fue congregante mariana por méritos de conducta y aplicación.
Debido a su fuerte carácter, se podría creer equivocadamente que era una chiquilla tediosa. Sin embargo, su sonrisa era tan contagiosa que a todos en el colegio encantaba. Si bien es cierto que su madre, Doña Teresa afirmo: ''La escuela la ha cambiado''
Descubrió su vocación religiosa desde muy temprana edad, a los 14 años. Donde posteriormente a las 19 entra al noviciado de las Hijas de Jesús en Salamanca. Movida por un impulso del Espíritu Santo, ofreció a Dios su vida por quien había sido su padrino de bautismo, el querido tío Antón. El le manifestó su desacuerdo cuando ella se marchó al Noviciado, por tener una postura más agnóstica, pero comprendió luego el gesto misericordioso de su ahijada y descubrió tras él la misericordia del Padre, que lo acogió en sus brazos en un día de gracia y de perdón, bajo la mirada maternal de la Virgen de Aranzazu. Para sus últimos instantes, le estaban reservadas las gracias de la paz y la consolación verdaderas: “¿Esto es morir? ¡Qué dulce es morir en la vida religiosa! Siento que la Virgen está a mi lado, que Jesús me ama y yo lo amo…”
Entro al Reino Celestial el 27 de abril de 1919, y fue beatificada por S.S. Juan Pablo II el 12 de mayo de 1996.


No hay comentarios:

Publicar un comentario