miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿Que es esto que siento?

Son muchas las jóvenes, y muchos también los jóvenes, que desean consagrar a Dios su vida en la religión. Almas escogidas, buscan alejadas del mundo, vivir para su propia santificación y para la salvación de las almas.

Pero son muchas las jóvenes, y muchos también los jóvenes que no logran poner por obra sus deseos, porque no hay un alma que les oriente y les guíe. No hallan como el joven Tobias un ángel San Rafael. He pensado que si tuvieran a mano un blog que les diera una breve idea de la vocación religiosa, de los diversos institutos o congregaciones religiosas, de lo que exige su admisión y el modo concreto de realizar esos deseos, pronto los ejecutarían.

Eso pretendo hacer con el presente blog. En el podrán encontrar la orientación que buscan. El podrá ser, ademas un auxiliar poderoso a los Directores espirituales, a los Prefectos de Congregaciones, a los Párrocos rurales sobre todo, cuyos feligreses, por vivir  en pueblos donde quizá no hay casa alguna de religiosos, viven mas desorientados en cuestión vocacional.

Que la Santísima virgen, Madre del Buen Consejo, se digne en presentar estas peticiones a su hijo, de modo que puedan escuchar la invitación de Dios y decidan seguirle.

Objetivos.

1.Dar a conocer las vocaciones, dentro de la Iglesia Católica.
2.Interiorizar la llamada, que Dios hace a cada quien.
3.Conocer los diferentes carismas de las Congregaciones Religiosas 

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''Nadie nace siendo sacerdote, religioso o religiosa; sin embargo todos somos escogidos desde el vientre materno para una misión especifica''


¿Que es vocación?

La palabra Vocación, etimológicamente viene del latín “vocare”, que quiere decir llamada.La vocación no es algo que tu inventas; es algo que tu encuentras. No es el plan que tu tienes para tu vida sino el proyecto que Jesús te propone y te invita a realizar. No es una decisión que tu tomas sino una llamada a la que respondes.



Tipos de vocaciones dentro de la Iglesia Católica

Vocación Matrimonial: 
El matrimonio es una de la formas de seguimiento e imitación de Cristo. Instituido por Dios y elevado por Cristo a sacramento de la Nueva Ley, es una verdadera vocación sobrenatural que responde admirablemente a perpetuar la condición humana. «El matrimonio —escribe a este propósito el Beato Josemaría Escrivá de Balaguer— no es, para un cristiano, una simple institución social, ni mucho menos un remedio para las debilidades humanas: es una auténtica vocación sobrenatural. Sacramento grande en Cristo y en la Iglesia, dice San Pablo (Ef 5, 32), y, a la vez e inseparablemente, contrato que un hombre y una mujer hacen para siempre, porque —queramos o no— el matrimonio instituido por Jesucristo es indisoluble: signo sagrado que santifica, acción de Jesús, que invade el alma de los que se casan y les invita a seguirle, transformando toda la vida matrimonial en un andar divino en la tierra»

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Vocacion a la vida religiosa consagrada: 
Todos los católicos estamos llamados al seguimiento de Cristo. Por el bautismo nos hacemos Hijos de Dios, Hermanos de Jesucristo y Templos vivos del Espíritu Santo. Por lo tanto, la vida de los católicos, si quieren ser fieles y coherentes con su bautismo no puede ser la misma que la de una persona no bautizada. La imitación de Cristo será la tarea fundamental en su vida.


Sin embargo, hay personas que por una invitación especial de Dios, bajo una moción del Espíritu Santo, se proponen seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo y procurar que toda su vida esté al servicio del Reino. Esto es lo que se llama en la Iglesia católica, la vida consagrada.
Las personas que asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada viven los así llamados consejos evangélicos, por amor al Reino de los cielos. Los consejos evangélicos son la pobreza, la castidad y la obediencia. Se les llama consejos evangélicos porque fueron predicados por Cristo en el evangelio y aparecen como una invitación para seguir más de cerca el camino que Él recorrió en su vida. Si bien todos los católicos estamos llamados a vivir estos tres consejos, la persona consagrada lo hace como una manera de vivir una consagración “más íntima” a Dios, motivado siempre por dar mayor gloria a Dios. La pobreza es el desprendimiento de todo lo creado para utilizarlo de forma que pueda dar mayor gloria a Dios. La castidad es lograr que toda nuestra persona: inteligencia, voluntad, afectos y cuerpo estén dominados por nosotros mismos. Y por último, la obediencia, es el sometimiento de la voluntad propia a la voluntad de Dios, a través de los superiores legítimos, representantes de Cristo para el alma consagrada.

Consagraciones religiosas: Existen congregaciones religiosas masculinas o femeninas: en las primeras puede haber sacerdotes y hermanos viviendo la mayoría en comunidad, aunque algunos pueden servir a alguna comunidad laica especifica pueden tener permiso para vivir solos o compartiendo con miembros de otra congregación. Deben hacer votos de pobreza, castidad y obediencia con el fin de seguir a Jesús y dedicarse totalmente a su misión.
Las congregaciones pueden ser de vida activa o de vida contemplativa: las primeras se dedican a apostolados diversos en la provincia a la que pertenecen o en misiones en países extranjeros pudiendo ser su ministerio en el interior de la Iglesia como evangelistas y catequistas  en la sociedad atendiendo enfermos, pobres, presos, etc.
En cambio en las congregaciones de vida contemplativa meditan y viven la palabra de Dios con gran intensidad, convirtiéndose en fuente de gracias para el resto de la Iglesia.

Vida religiosa femenina:
Es el momento de discernimiento que experimenta la joven, hasta que decide entregar su vida a tiempo completo a vivir como vivió Jesucristo: en pobreza, castidad y obediencia. Cuando da el primer paso de decidirse por esta vida, realiza ciertas etapas que la ayudaran a descubrir si en realidad esto es lo que quiere para su vida:

Postulantado. Es una etapa en la que se vive en una comunidad, compartiendo su vida y su misión apostólica. Se trata de un tiempo en el que se va descubriendo la vida de oración, la vida fraterna y la misión propia de las hermanas. Se trata de vivir, compartir e ir vislumbrando si tu opción se va asentando y tomando fuerza. También hay un espacio importante para la formación y el acompañamiento. Se trabajan temas fundamentales que ayudan a profundizar en la fe, a ser conscientes de todo lo que vamos viviendo y a elegir vivirlo teniendo como centro a Cristo. Su duración oscila entre un año o dos, dependiendo de la persona.

     Noviciado. Se trata de un tiempo de dos años en los que todo nuestro esfuerzo se concentra en ‘dejar a Dios’ que ponga los cimientos de nuestra vida entera: vivir con Él, como Él, hasta el final. Ello nos pide -como quien construye un edificio - quitar todo aquello que suponga un obstáculo en esos fundamentos. Es una etapa exigente y bien concentrada, en la cual dejamos de realizar actividades que podrían distraernos de cuanto hemos explicado. Dedicamos este tiempo a:

o   la vida de oración personal y comunitaria, que lleva a una adhesión cada vez mayor a la persona de Jesucristo, y a hallar en la fe compartida un importante impulso en tu vocación. 

o   el conocimiento de las Constituciones de nuestra Congregación que nos muestran el estilo de vida de las hermanas 

o   La vida comunitaria y el desarrollo de valores cada vez más evangélicos en nuestras relaciones y tareas cotidianas.

Es una comunidad donde conviven fraternamente las novicias junto a varias hermanas que colaboran en la formación y acompañamiento de las jóvenes. Además, se realizan estudios y actividades fuera del Noviciado lo cual comporta una gran riqueza para ellas. 

Profesión temporal. Terminado el tiempo de noviciado, que dura dos años, viene el momento esencial de este camino. Libremente eligen vivir como Aquél que las eligió. Eligen dedicar su vida a su servicio en nuestros hermanos más necesitados. Y lo proclamamos públicamente, ante la Iglesia y ante testigos, en una celebración eucarística. En la profesión temporal leemos la fórmula que contiene estos deseos ante la representante de nuestra familia religiosa: ella nos acoge con alegría como hermanas. Profesamos los votos religiosos (pobreza, castidad y obediencia) por un año, renovándolos cada año, en esa misma fecha. Poco a poco vamos haciendo esta entrega más consciente y libre; más humilde y confiada en manos del Señor, que nos da la capacidad de responderle. Así, después de seis años de profesión temporal optamos por firmar nuestro compromiso definitivo, nuestro AMÉN.



  Profesión perpetua: Cumplido un tiempo de la profesión temporal se hacen públicamente los votos para toda la vida.

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Vida consagrada sacerdotal

Existen dos maneras de vivir el Presbiterado: como Sacerdote Religioso o como Sacerdote Diocesano:

1. ¿QUIÉN ES?

Es un hombre tomado de entre los mismos hombres para el servicio de la comunidad y que, por el Sacramento del Orden Sacerdotal, queda constituido Sacerdote a imagen de Cristo, Pastor y Cabeza de la Iglesia. Por esto puede actuar en el nombre y en la persona de Cristo.


2. ¿QUÉ HACE?

Todo Sacerdote: anuncia a todos el Evangelio del Señor, preside la comunidad en la celebración de la Misa, bautiza, confirma y confiesa; visita y administra la extrema unción a los enfermos; bendice y asiste la unión de los esposos que forman una nueva familia. Enseña a hacer oración e integra a la comunidad.

Ahora bien existen dos maneras de vivir el Presbiterado: como Sacerdote Religioso o como Sacerdote Diocesano. La diferencia se da en la forma de estar perteneciendo de por vida (incardinación), ya sea en un Instituto o congregación religiosa (Sacerdote Religioso) o a una Diócesis determinada (Sacerdote Diocesano). También existen diferencias en el trabajo concreto y, como consecuencia, en la relación que tienen con el Obispo y la Diócesis. Por ejemplo:


Relación con la Diócesis

Un Sacerdote religioso en su relación con la Diócesis:

- Obedece al Obispo donde realiza su acción pastoral, y en todo a sus superiores.
Pertenece a su propia congregación y se inserta en una diócesis determinada por su superior.
Realiza su formación en comunidad (Casa de Formación).


A su vez, un Sacerdote Diocesano:

- Obedece directamente al Obispo de su Diócesis.
- Su trabajo está dirigido al servicio de la Diócesis para la cual se ordena.
- Realiza su formación en un Seminario (seminaristas).


Funciones

En cuanto a sus funciones, el Sacerdote Religioso:

-Realiza lo que es común a todo Sacerdote, pero resalta en ellas especialmente un aspecto de la vida de Jesús, por ejemplo: Jesús maestro. Jesús que cura enfermos. Jesús que perdona los pecados.


Y el Sacerdote Diocesano:

- Orienta su ministerio a las necesidades de su Diócesis y reproduce en sus actividades todos los aspectos de la vida de Cristo.


Es importante señalar que tanto el Sacerdote Diocesano, como el Religioso, viven el celibato (don de Dios que consiste en consagrarse totalmente a Él, en cuerpo y alma) como estado de vida propio de su vocación.



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Vida laical

Son los clérigos, o sea las personas llamadas al sacramento de la orden, y las personas que viven su vocación como laicos.

En el clero se encuentran varios grados de ordenación: los diáconos que pueden ser transitorios, es decir cuando reciben su ordenación como un paso para ser sacerdotes haciendo votos o promesa de celibato, o permanentes que es para vivir su diaconado toda la vida siendo casados y compartiendo con su esposa de alguna forma su vocación.

Institutos seculares: Son las comunidades de personas laicas comprometidas a vivir los consejos evangélicos realizando una profesión en el mundo. Algunos institutos aceptan solamente personas célibes, mientras que otros pueden aceptar matrimonios y familias. Se puede vivir en comunidad o independiente. 

Las personas que tienen esta vocación viven en un ambiente secular, sirviendo a la Iglesia y/o la sociedad a través de diversos trabajos y profesiones, buscando la propia santificación y la de los demás transmitiendo el mensaje del evangelio practicando la justicia social según la espiritualidad particular del instituto al que pertenecen.

Los miembros de estos institutos hacen promesas en cuanto a su estilo de vida y según las normas del instituto.


Sacerdotes regulares o religiosos: Son aquellas personas llamadas a vivir una vida de consagración personal sin pertenecer a un instituto secular o una congregación, obedeciendo a su vocación de dedicarse en forma especial a Dios en el servicio del Reino.

Algunos hacen votos de pobreza, obediencia y celibato ante su obispo recibiendo el titulo de ''vírgenes consagrados''. Pueden ofrecer su vida al apostolado tanto sea en la Iglesia como en la sociedad, o sino pueden dedicarse a la oración y a la vida contemplativa.

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    ''No nació santa, se hizo santa''

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Nace en Tolosa (España) un 6 de marzo de 1898.
Su papá se llamaba Ramón Bandrés y su mamá Teresa Elósegui. Fue la segunda hija de los quince que tuvo el matrimonio.
Antoñita sentía un amor entrañable hacia sus padres y hermanos, esto hizo que le costara mucho afectivamente la separación de los mismos al ingresar al noviciado, por eso se le escuchó decir: “Sólo por Dios los he dejado”.
En aquel hogar se vivía la fe y la caridad cristiana. Doña Teresa era una mujer ejemplar y santa, que supo ayudar a sus hijos a crecer en todo, pero especialmente en el amor a Dios, a María y a los más pobres y necesitados.
Su salud era un poco débil. Sus padres tuvieron con ella cuidados especiales. La debilidad y el excesivo celo de los suyos, ayudaron a acentuar en aquella niña un carácter sensible hasta la susceptibilidad, que en los primeros años llegó a preocupar a doña Teresa: “¡Qué chiquilla más fastidiosa! ¡Cuánto vas a sufrir con ese carácter!”. Y sufrió sí, pero sin que la sonrisa, aunque teñida a veces de melancolía, se borrara de sus labios.
Cursó sus estudios en el colegio de San José (Tolosa), el mismo fue fundado por la Madre Cándida y allí mismo conoció a la encantadora Antoñita, todavía casi niña. Cautivada por su mirada profunda y transparente, profetizó la Madre Cándida: “Tú serás Hija de Jesús”.
Sin duda estas palabras se grabaron con anhelo de respuesta fiel en su corazón, que ya quería ser sólo de Jesús. El amor a la Virgen, que había germinado en los brazos de su madre, floreció espléndido en el colegio, ya que el mismo está marcado por la advocación de la Virgen del Amor Hermoso. Y María Antonia Bandrés fue congregante mariana por méritos de conducta y aplicación.
Debido a su fuerte carácter, se podría creer equivocadamente que era una chiquilla tediosa. Sin embargo, su sonrisa era tan contagiosa que a todos en el colegio encantaba. Si bien es cierto que su madre, Doña Teresa afirmo: ''La escuela la ha cambiado''
Descubrió su vocación religiosa desde muy temprana edad, a los 14 años. Donde posteriormente a las 19 entra al noviciado de las Hijas de Jesús en Salamanca. Movida por un impulso del Espíritu Santo, ofreció a Dios su vida por quien había sido su padrino de bautismo, el querido tío Antón. El le manifestó su desacuerdo cuando ella se marchó al Noviciado, por tener una postura más agnóstica, pero comprendió luego el gesto misericordioso de su ahijada y descubrió tras él la misericordia del Padre, que lo acogió en sus brazos en un día de gracia y de perdón, bajo la mirada maternal de la Virgen de Aranzazu. Para sus últimos instantes, le estaban reservadas las gracias de la paz y la consolación verdaderas: “¿Esto es morir? ¡Qué dulce es morir en la vida religiosa! Siento que la Virgen está a mi lado, que Jesús me ama y yo lo amo…”
Entro al Reino Celestial el 27 de abril de 1919, y fue beatificada por S.S. Juan Pablo II el 12 de mayo de 1996.


Para reflexionar

Lee el texto despacio, dejando que cada palabra te toque por dentro. Y presta atención a lo que Dios te quiere dejar dicho por este medio.


Vocacion de Jeremías (Jeremías 1, 4-8)

Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos: ''Antes de haberte formado en el seno materno, YO te conocía, y antes que nacieses, te tenia consagrado: te nombre profeta de las naciones. ''Yo dije: ''!Ah Señor! Mira que no se expresarme, que soy un muchacho''. Y me dijo Yahveh: No digas: ''soy un muchacho'', pues a dondequiera que te envié iras, y todo lo que te mande lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo''

1.¿Que me dice el texto a mi?
2.¿Que le digo yo a Dios en del texto?

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Ahora, bien... Diferencia de vocación y profesión.


''Las mejores vocaciones, nacen de personas inciertas''

''Dios utiliza diferentes medios para llegar a nosotros, lo que pasa es que nos hacemos los locos''


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¿Sera la mismo, vocación y profesión?

Pueden parecer términos equivalentes, pero la vocación y la profesión son vocablos completamente distintos. El primero está más relacionado con lo que te gusta, tu sentido en la vida, mientras que el segundo es un término utilizado de manera general, para hacer alusión a la ocupación, oficio o actividad de una persona. En la siguiente nota te enterarás un poco más sobre las grandes diferencias entre éstos léxicos y la importancia de tenerlas en claro al momento de decidir sobre tu futuro profesional.

Profesión

La profesión es el empleo o trabajo que alguien ejerce y por el que recibe una retribución económica. Por lo general, las profesiones requieren de un conocimiento especializado y formal, que suele adquirirse en Centros de educación superior. Aquel que ejerce una profesión se conoce como profesional, ya que ha cursado estudios superiores y cuenta con algún certificado o diploma que avale su competencia para desempeñar un puesto en particular.

Vocación

La vocación, en cambio, es aquello que te agrada y que bien puede consistir tus múltiples experiencias, teniendo en cuenta tus valores personales, las cuales dan sentido y dirección a tu vida. Puede afirmarse que la vocación es la pasión voluntaria de una persona por realizar alguna actividad, ya que al hacerla, ésta le retribuye un sentimiento de realización y de satisfacción con el trabajo cumplido.

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Lo que no te permite dar respuesta firme a tu vocación


1.El futuro: Piensas en como sera la vida, luego de tomar una decisión, pero nunca habrá nada que te garantize un cien porciento que sera de tu persona en una carrera, familia, etc.

2.Pasado: Piensas en las cosas que has hecho mal en el pasado, y te torturas diciendo que Dios no te perdonara, e incluso que es algo tan grave como para encomendarte una misión especial.

3.Familiares y amistades: El famoso ''que dirán''. No tengas miedo de comunicarles lo que sientes, tarde o temprano, lo entenderán.

4.Miedo: El miedo y el futuro van de la mano, ¿Como sabrás que sucederá, si no te lanzas?

5.Artimañas del maligno: El demonio es muy sutil, te engañara, te perseguirá para que no cumplas tus objetivos. Esta en ti decirle Si, a eso que anhelas y deseas.

Ante todas esta situaciones, lo mejor que puedes hacer es orar. Pídele al Dueño de las mies, que te ayude a descubrir tu propósito en la vida; de manera que puedas poner tu vocación al servicio de los demás. Buena Suerte! Ah! Y si sientes una inquietud en el corazon y quieres ahogarla, recuerda que...